lunes, 30 de mayo de 2011

SUCESOR DE CARLOS II .

Desde septiembre de 1700 las noticias sobre la salud del Monarca se envían casi diariamente. El 5 de octubre escribe el Dr. Goleen: “Su Majestad recibió los Sacramentos e hizo testamento el día 2 aunque se ignora su contenido pues se guarda absoluta reserva. La enfermedad es grave pues en pocos días ha tenido más de 200 cursos (deposiciones); p” Todavía duró tres semanas erdió el apetito y está extenuadísimo, al punto de parecer un esqueletomás. Extenuado, respirando fatigosamente, haciendo sus numerosas deyecciones en la cama y tras dos días en coma, precedido de una fiebre alta, murió el día l de noviembre de 1700 “entregando su alma a Dios a las dos y cuarenta y nueve de la tarde”. Enseguida se hizo público el testamento en el que nombraba sucesor al Duque de Anjou, el futuro Felipe V.


Fue hijo de Enrique II de Francia y de Catalina de Médicis. Al nacer le pusieron como nombre Hércules, que rápidamente fue cambiado por el de su hermano mayor el rey Francisco II de Francia. Tuvo mucho que ver, al principio del reinado de su hermano Enrique III, con las revueltas provocadas en la corte.
Su muerte, el 10 de junio de 1584 en Château-Thierry , a causa de la tuberculosis, permitió a Enrique de Navarra (futuro Enrique IV de Francia) el ascenso al trono tras la muerte de Enrique III.



 
                                       GUERRA ENTRE LOS AUSTRIAS Y LOS BORBONES .
 
La guerra de la sucesión española fue un conflicto internacional por la sucesión al trono de España tras la muerte de Carlos II, que duró desde 1701 hasta 1713, aunque la resistencia en Cataluña se mantuvo hasta 1714 y en Mallorca hasta 1715, y que se saldó con la instauración de la Casa de Borbón en España. Fue a la vez una guerra civil entre borbónicos y austracistas pertenecientes a los reinos hispánicos de Castilla y de la Corona de Aragón, cuyos últimos rescoldos no se extinguieron hasta 1744, con la capitulación de Mallorca ante las fuerzas de Felipe V.
 
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Todos los soberanos de Europa (menos el emperador Leopoldo) reconocieron, quizá con reticencias, a Felipe de Anjou como heredero, el cual se dispuso a hacer uso de sus derechos y tras ser aleccionado por su abuelo, se despidió de la corte francesa. Entró en España cruzando el Bidasoa por Bera de Bidasoa (Navarra), llegando a Madrid el 18 de febrero de 1701. El pueblo madrileño, hastiado del largo y agónico reinado de Carlos II, lo recibió con una alegría delirante y con esperanzas de renovación. Los primeros meses de adaptación en la intrigante corte española fueron difíciles para este joven de 17 años acostumbrado al lujo desmedido de Versalles.
Sin embargo, la precipitación y prepotencia de Luis XIV hicieron cambiar la situación. Por un lado, en diciembre de 1700 (antes de la coronación de Felipe V en febrero de 1701), Luis XIV hizo saber que mantenía los derechos sucesorios de su nieto a la corona de Francia. Por otro, tropas francesas comenzaron a establecerse en las plazas fuertes de los Países Bajos españoles, con el consentimiento y colaboración de las fuerzas españolas que las ocupaban.

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