miércoles, 18 de mayo de 2011

SUBLEVACIÓN DE LAS ALPUJARRAS .

La Rebelión de las Alpujarras fue un conflicto acontecido en España entre 1568 a 1571 durante el reinado de Felipe II. La abundante población morisca del reino de Granada se alzó en protesta contra la Pragmática Sanción de 1567, que limitaba las libertades religiosas de dicha población. Cuando el poder real consiguió vencer a los sublevados, se decidió dispersar a más de 80.000 moriscos procedentes del reino de Granada por varios puntos de la península Ibérica, para evitar que su concentración provocara nuevas rebeliones. Por la gravedad y la intensidad de sus combates también se le conoce como la Guerra de las Alpujarras.


Desde el final de la primera guerra hasta 1568  coexisten los moriscos en el reino de Granada.

Segunda guerra: Es la más importante y la que se reconoce como la guerra de los moriscos. El viernes, víspera de la navidad de 1568 hay un levantamiento de los moriscos en las Alpujarras, granadina y almeriense, en la Serranía de Ronda y en la Sierra de Bentomiz -parte de la Axarquía malagueña-. Los moriscos de la Alpujarra envían una delegación de 200 monfíes al Albaicín de Granada para animar a los moriscos de la capital granadina a unirse a ellos, sin conseguirlo. Se retiran a la Alpujarra y resisten mediante guerra de guerrillas al acoso de las tropas cristianas, al mando del marqués de Mondéjar, hasta que la presencia de Don Juan de Austria, hermanastro del Emperador, venido con tercios de Flandes les obliga a rendirse noviembre de 1570. Los moriscos alpujarreños nombraron a un jefe, Aben Humeya, la víspera de la Navidad de 1568 en Béznar, también llamado Don Fernando de Válor, a propuesta del otro jefe de la revuelta, Hernando el Zaguer. Aben Humeya, es traicionado  y  ajusticiado  por los suyos en el Laujar de Andarax y proclamado rey Aben Aboo poco antes de la rendición total de los moriscos. Después de la rendición de los moriscos se  produce un decreto de expulsión, hacia Castilla preferentemente. 

Décadas después, entre 1609 y 1614, los moriscos son expulsados definitivamente de España hacia el Norte de África, aunque muchos se escondieron, se camuflaron entre la población cristiana, más por motivos económicos, ya que  no tenían dinero para poder irse, que por otra cosa. Se calcula que quedaron entre la población del reino de Granada unos diez o quince mil moriscos.



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