jueves, 9 de junio de 2011

CONDE DUQUE DE OLVIARES .

El retrato ecuestre del Conde-Duque de Olivares es una pintura del español Diego Velázquez, realizada hacia el año 1638. Se encuentra en el Museo del Prado de Madrid desde su inauguración en 1819.
El objeto de la obra fue retratar con poderío al valido del rey Felipe IV Gaspar de Guzmán, un influyente noble y político español, conde de Olivares y duque de Sanlúcar la Mayor, conocido como el Conde-Duque de Olivares. Dentro del estilo de Velázquez, este cuadro se considera una excepción, ya que su diseño y colorido resultan más movidos y pomposos de lo habitual en los retratos del artista, más sobrios.

Olivares es retratado a lomos de un caballo, un honor generalmente reservado a los monarcas y que refleja el poder que alcanzó como valido .
 La enorme figura de Olivares se nos presenta sobre un precioso caballo bayo, en una postura totalmente escorzada - muy empleada en el Barroco al marcarse una clara diagonal en profundidad - colocado de medio perfil. Va tocado con un sombrero de picos que refuerza su carácter de hombre de mando, frío y decidido. Como uno de los mejores retratistas de la historia que es, Velázquez se preocupa por mostrar al espectador la personalidad de su modelo, su alma. Nunca podremos mantenernos al margen ante uno de los retratados por el sevillano; le tendremos odio o aprecio pero no nos dejará indiferentes. El absoluto control del Estado que ostentaba el valido le lleva a retratarse a caballo, privilegio exclusivo de los monarcas. El estilo de Velázquez es bastante suelto, a base de rápidas manchas de color y de luz, sus grandes preocupaciones tras conocer la obra de Tiziano.

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